viernes, 22 de abril de 2011

ALGO DE BUKOWSKI


Me siento envenenado esta noche,meado encima,usado,desgastado hasta el forro.No es solamente la vejez,aunque pueda tener algo que ver.Creo que la multitud,esa multitud,la Humanidad,que siempre me ha resultado difícil de soportar,está ganando finalmente la partida.Creo que el gran problema es que para ellos todo es una repetición de la jugada.No tienen frescura.Ni el más pequeño de los milagros.Se arrastran hacia adelante y me pasan por encima.Si tan solo por un día,viera a UNA persona hacer o decir algo que se saliera de lo habitual me ayudaría a sobrellevar las cosas.Pero están rancios,llenos de mugre.No hay la más mímima elevación.Ojos,orejas,piernas,voces,pero...nada.Se coagulan dentro de sí mismos,se engañan para ir tirando,fingiendo estar vivos. [...]




[...] ¿Por qué hay tan poca gente interesante? De entre todos los millones,¿por qué no hay unos cuantos? ¿Tenemos que continuar viviendo con esta monótona y pesada especie? Parece como si su único acto posible fuera la Violencia.Eso se les da muy bien. Les hace florecer de verdad.Flores de mierda,apestando nuestras posibilidades.El problema es que tengo que seguir interactuando con ellos.Es decir,si quiero que las luces se enciendan,si quiero que me reparen este ordenador,si quiero tirar de la cadena,comprar un neumático nuevo,sacarme un diente o que me abran las tripas,tengo que seguir interactuando.Tengo que contar con esos jodidos para las pequeñas necesidades,por mucho,por mucho que ellos mismo me horroricen.Y decir que me horrorizan es ser amable. [...]




Charles Bukowski (Alemania 1920 - USA 1994) de El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Editorial Anagrama, Barcelona, 2000, traducción de Roger Wolfe