viernes, 16 de octubre de 2009

CONFUNDIDOS ( III )

Confunden maldad con malicia.
Lo real con la realeza.
Cobardía con miedo (el miedo nace en las tripas,la cobardía, en la imaginación).
Vanidad con orgullo (aquellos que no tiene nada de qué enorgullecerse,confunden orgullo y soberbia,soberbia y arrogancia... pedantería con erudición...).
Confunden los museos,las conferencias,los libros, con el shopping sólo que allí-en la estética o el pensamiento- sufren menos; miran nomás sin la frustración de comprar o no comprar.Confunden el shopping con los templos, los templos con la divinidad y la divinidad con las religiones o algo ajeno,incomprensible,sospechoso.
Confunden éxito con gloria,fama con prestigio,humor con grosería, popular con populachero.
Creen en las máscaras,los años,la experiencia...Ya lo dije, son los creyentes de toda especie de moda, por eso, complican el voto con la democracia y a la democracia con la ilusión de que alguien,algunos ( y nada más que alguien o algunos), se ocupen por una vez de todo, para todos.Dan consenso al discurso, insignificancia a los actos.
Confunden disciplina con orden y orden con autoridad;el orden se sustancia en la armonía y ésta en la libertad.
Trastocan el deseo por la fantasía (el deseo actúa,la fantasía aquieta).
Confunden la psicología con el psicoanálisis y ambas con los problemas del ser y el parecer.
Enmarañan personalidad y temperamento,actitud con aptitud,mirar con observar,hablar con pensar.
Y todos dan lecciones y muchos saben algo, y ese algo que saben, lo debe soportar el prójimo,le importe o no le importe,pregunte o no pregunte...porque confunden la parte con el todo,la idoneidad con el diploma,la táctica de lo dialéctico con la estrategia del amo.
Opinan,ordenan,se legalizan,se postulan y no le vengas con la claridad,ni con las decisiones irrevocables que,esas son cosas de idealistas,románticos o de esa pobre gente que no sabe trepar la fangosa montaña donde resbalan ,casi todos, a la indignidad , el olvido.
Y entre tantos dilemas,urgencias,malestares,me confundo yo,se confunden ustedes... y para colmo, el viento, que vendría a ser una impertinencia o un confuso desacuerdo del planeta.
Entonces,dejó aquí estas palabras, sabiendo que lo único cierto,definitivo,puro,es el silencio,la duda,la vacilación,ir para adentro y salir con uno mismo hacia los tratos con la imposible condición de ser humanos.


(publicado en El Diario del Centro del país,Villa María,Cba)

lunes, 12 de octubre de 2009

Confundidos (II)

Confunden visión con televisión y la tele con una opción.
El consumo con los insumos.
Doctrina con dogma, al dogma con el fanatismo, al fanatismo con la fe y la fe con la fuerza (que es precisamente su contrario).
El paradigma con el estigma.
Confunden la quietud con la paz, la paz con la pereza.
Confunden a su puñado de amigos, enemigos, conocidos, usando la frasecita todo el mundo y alzan el dedito, satisfechos, saben, ellos del mundo, TODO.
Confunden las artes con los artistas, los artistas con los medios, los medios con los enteros.
Lo idéntico y lo parecido…lo obtenido y lo merecido…lo precioso y lo apreciado.Lo propio y lo prestado.
Piden a los santos, a los muertos a un dios de mostrador, a los políticos, los ricos, los parientes; confunden la esperanza en su ganancia.
Creen que puede haber luz sin sombra, virtud sin vicio, verdad sin ambages, amor con garantías…son los creyentes de un horizonte corto que termina a sus pies y sin embargo, les queda lejos…lejos (porque también confunden, la topografía con la geografía y la filosofía con la palabrería).
Embrollan el derecho con las obligaciones, el soborno con las convicciones…
El reloj con el tiempo, el tiempo con la historia, la historia con su memoria.
Confunden el matrimonio con el patrimonio, el médico con la cura, la ciencia con la conciencia.
Defienden cualquier cosa que aparezca en su manual de ignaros, prejuicio o pánico y a todo eso o aquello que defienden le llaman YO.
Confunde la tara y el tarado, la puta y el que paga, la flor con la maceta…
Son los dueños de las generalizaciones, los dictadores de entrecasa, del trabajo, del club, de la república…les gusta definir, limitar, precisar; confunden su miedo con el alambre y al alambre con el ferretero y, sobre todo, con el portero, ése, que no dejar pasar a nadie al pensamiento.
Confunden lo que digo con lo que le dijeron, la audición con la interpretación.
Y, de tanto confundirse, se vuelven transparentes falsarios de sí mismos, perritos de la duda, razón de propagandas…
Y un día, a casi todos, se les acaba el tiempo, el parecer, las ganas de joder y de joderse y entonces se confunden con la muerte y dicen su frase verdadera: NO SÉ, NUNCA SUPE, YA NO SABRÉ.

(Publicado en El Diario del Centro del país,Villa María,Cba)